
La decisión de un juez de Tenerife de suspender los actos públicos programados para la celebración de los carnavales de esta ciudad han vuelto a sacar a la palestra el tema del ruido provocado por la actividad festiva y hostelera. En una entrevista publicada en el correo, un juez especializado en el tema da su visión del fenómeno del ruido.
Hace tres años, Luis Ángel Garrido dictó una sentencia que obligó al Ayuntamiento de Bilbao a modificar su sistema nocturno de limpieza viaria. Un vecino de la calle Doctor Areilza denunció al consistorio por vulnerar el derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio, el de la intimidad y el de la integridad física. En concreto se quejaba de los ruidos ocasionados por las noches por las máquinas barredoras y el camión baldeadora El Consistorio tuvo que pagar a este ciudadano 10.000 euros por los perjuicios causados. «Fue un caso muy fácil porque el propio Ayuntamiento reconocía que se sobrepasaba el límite permitido y que había una alternativa más silenciosa: utilizar mangueras conectadas a las bocas de riego». Así se hace desde entonces.
LUIS ÁNGEL GARRIDO BENGOECHEA, MAGISTRADO DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL TRIBUNAL SUPERIOR DEL PAÍS VASCO
Hace tres años, Luis Ángel Garrido dictó una sentencia que obligó al Ayuntamiento de Bilbao a modificar su sistema nocturno de limpieza viaria. Un vecino de la calle Doctor Areilza denunció al consistorio por vulnerar el derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio, el de la intimidad y el de la integridad física. En concreto se quejaba de los ruidos ocasionados por las noches por las máquinas barredoras y el camión baldeadora El Consistorio tuvo que pagar a este ciudadano 10.000 euros por los perjuicios causados. «Fue un caso muy fácil porque el propio Ayuntamiento reconocía que se sobrepasaba el límite permitido y que había una alternativa más silenciosa: utilizar mangueras conectadas a las bocas de riego». Así se hace desde entonces.
LUIS ÁNGEL GARRIDO BENGOECHEA, MAGISTRADO DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL TRIBUNAL SUPERIOR DEL PAÍS VASCO
«Si se cumpliesen a rajatabla las ordenanzas del ruido, las ciudades serían cementerios»
-Al final, David no pudo con Goliat y las murgas salieron a la calle.
- No es fácil llegar a una suspensión total de un acto de este tipo porque incluso la Ley del Ruido recoge la posibilidad de hacer excepciones por cuestiones culturales o de tradición.
-Las Fallas, la Tamborrada... ¿no están entonces en peligro?
-Valencia, por ejemplo, creo que está pensando en recoger alguna excepción para evitar problemas.
-¿Es compatible el derecho al sosiego de unos vecinos y al derecho al jolgorio de otros?
-No es sencillo. El que vive en el centro, tiene que ser consciente de que va a tener que soportar ruidos. Cuando estuve en Sao Paulo me llamó mucho la atención la existencia de un sambódromo, inmenso, enorme, alejado de la ciudad, donde la gente disfruta de la fiesta sin molestar a nadie. Algo parecido hacen en Sevilla con la Feria de Abril. Es una opción.
-Quizá sea una inversión demasiado importante para las Administraciones locales.
-Pero es la idea que se baraja últimamente. Aunque haya algo de jaleo en algún momento puntual, que el núcleo 'duro' de la fiesta se vaya a zonas poco habitadas.
-Muchos dirán: 'Bah, total son unos pocos días'.
-También depende de cuántas horas al día. Viví durante una temporada en el Casco Viejo de Bilbao y en fiestas era tremendo: un día, otro día y ya el sexto... Era un poco cansado.
-¿Las Administraciones públicas hacen todo lo que está en su mano para proteger a los ciudadanos de la contaminación acústica?
-En algunos aspectos sí y en otros no. Por ejemplo, se es muy severo con los bares, las discotecas... Ahora en el País Vasco es muy extraño que una actividad de ese tipo supere los decibelios autorizados. El problema surge cuando la gente se concentra en la calle, y eso no es responsabilidad del hostelero. Una conversación normal de ocho o diez personas que han salido de fiesta, aunque no griten, se oye muchísimo en mitad de la noche. Ahí se es más permisivo.
-Contra el botellón ya se ha empezado a actuar.
-Y eso que aquí no es un grave problema, como ocurre en el sur, donde algún ayuntamiento ya ha habilitado espacios específicos.
-¿Y los tribunales? ¿No suelen hacer la vista gorda?
-Hace unos años, sí había problemas de insonorización. Hoy en día, más del 90% cumplen la ley.
-Sentencias como la famosa del piano, que multó con 4.500 euros a dos abuelos por los 'conciertos' que daba su nieto a los vecinos, ¿abren la vía a la solicitud de compensaciones?
-Sí, claro. Lo que viene a decir es 'si usted hace un ruido elevado a cualquier hora del día, puede tener que indemnizar a su vecino. Y si quiere seguir haciendo esa actividad, insonorice su casa'.
-¿Es habitual que los ciudadanos recurran a los tribunales cuando un foco de ruido les amarga la existencia?
-Muy rara vez. Quizá alguna denuncia contra algún bar, alguna discoteca... Pero lo cierto es que no resulta frecuente.
-¿Cuántos casos pueden llegar a su Sala?
-Nosotros sólo vemos la apelación, pero pueden ser unos 40 casos en todo el País Vasco. Muy pocos. -¿La Ley del Ruido es eficaz?
-Hay bastantes aspectos previstos que no se han desarrollado. La reglamentación que más se aplica son las ordenanzas de cada municipio, que suelen ser bastante más exigentes. Si se cumpliesen a rajatabla, por las noches el nivel sonoro en las ciudades sería bastante bajo, casi como un cementerio.
-¿No es fácil ejecutarlas?
-Ese es el talón de Aquiles. Se hacen normativas muy rigurosas que luego son difíciles de hacer cumplir con el ruido que se monta en la calle, el que genera el tráfico... que muchas veces sobrepasa el límite.
-¿Contra qué derechos atenta el exceso de decibelios?
-Contra dos derechos fundamentales ordinarios: el de la salud y el de la protección del medio ambiente. Pero también, según una sentencia del Tribunal Constitucional, atenta contra otro reforzado dentro de la Constitución, que es el de la integridad física.
-Le voy a poner dos ejemplos prácticos. Mi vecino tiene una academia de baile y no ha insonorizado el piso. ¿Qué me recomienda?
-En primer lugar, denunciaría el caso al Ayuntamiento, sobre todo porque es gratis. Si genera más ruido del permitido, es una actividad molesta y deberá aplicar medidas correctoras. Si no da resultado, podríamos ir a los tribunales, pero eso ya genera unos costos.
-Mis vecinos se levantan cuando yo me acuesto, les gusta la música alta y las paredes son de papel. ¿Qué puedo hacer?
-Ahí esta la sentencia del piano. Habría que requerirles a que disminuyeran el nivel sonoro y si no, demandarles por la vía civil. También es cierto que desde hace dos o tres años, la normativa de edificación exige algunas medidas de aislamiento.
-La escasez de suelo acerca los núcleos urbanos a los aeropuertos. Luego vienen las quejas.
-Hombre, hay cierto mito con la escasez de suelo. Lo que pasa es que todo el mundo quiere vivir en el mismo área y además queremos el aeropuerto cerca.
El magistrado apuesta por «sacar el núcleo 'duro' de las fiestas fuera de los centros urbanos» para evitar conflictos vecinales.
El Correo. M. JOSÉ TOMÉ m.j.tome@diario-elcorreo.com/BILBAO
La insólita decisión de un juez de suspender cautelarmente los actos callejeros del Carnaval de Tenerife tras la denuncia de un grupo de vecinos ha generado un debate social sobre la conciliación de dos derechos: el disfrute de unos frente al descanso de otros. Para arrojar algo de luz sobre este asunto, el Consejo Vasco de la Abogacía celebró ayer una jornada bajo el lema 'El ruido: el difícil equilibrio de la convivencia', en la que Luis Ángel Garrido abordó la responsabilidad de la Administración pública.-Al final, David no pudo con Goliat y las murgas salieron a la calle.
- No es fácil llegar a una suspensión total de un acto de este tipo porque incluso la Ley del Ruido recoge la posibilidad de hacer excepciones por cuestiones culturales o de tradición.
-Las Fallas, la Tamborrada... ¿no están entonces en peligro?
-Valencia, por ejemplo, creo que está pensando en recoger alguna excepción para evitar problemas.
-¿Es compatible el derecho al sosiego de unos vecinos y al derecho al jolgorio de otros?
-No es sencillo. El que vive en el centro, tiene que ser consciente de que va a tener que soportar ruidos. Cuando estuve en Sao Paulo me llamó mucho la atención la existencia de un sambódromo, inmenso, enorme, alejado de la ciudad, donde la gente disfruta de la fiesta sin molestar a nadie. Algo parecido hacen en Sevilla con la Feria de Abril. Es una opción.
-Quizá sea una inversión demasiado importante para las Administraciones locales.
-Pero es la idea que se baraja últimamente. Aunque haya algo de jaleo en algún momento puntual, que el núcleo 'duro' de la fiesta se vaya a zonas poco habitadas.
-Muchos dirán: 'Bah, total son unos pocos días'.
-También depende de cuántas horas al día. Viví durante una temporada en el Casco Viejo de Bilbao y en fiestas era tremendo: un día, otro día y ya el sexto... Era un poco cansado.
-¿Las Administraciones públicas hacen todo lo que está en su mano para proteger a los ciudadanos de la contaminación acústica?
-En algunos aspectos sí y en otros no. Por ejemplo, se es muy severo con los bares, las discotecas... Ahora en el País Vasco es muy extraño que una actividad de ese tipo supere los decibelios autorizados. El problema surge cuando la gente se concentra en la calle, y eso no es responsabilidad del hostelero. Una conversación normal de ocho o diez personas que han salido de fiesta, aunque no griten, se oye muchísimo en mitad de la noche. Ahí se es más permisivo.
-Contra el botellón ya se ha empezado a actuar.
-Y eso que aquí no es un grave problema, como ocurre en el sur, donde algún ayuntamiento ya ha habilitado espacios específicos.
-¿Y los tribunales? ¿No suelen hacer la vista gorda?
-Hace unos años, sí había problemas de insonorización. Hoy en día, más del 90% cumplen la ley.
-Sentencias como la famosa del piano, que multó con 4.500 euros a dos abuelos por los 'conciertos' que daba su nieto a los vecinos, ¿abren la vía a la solicitud de compensaciones?
-Sí, claro. Lo que viene a decir es 'si usted hace un ruido elevado a cualquier hora del día, puede tener que indemnizar a su vecino. Y si quiere seguir haciendo esa actividad, insonorice su casa'.
-¿Es habitual que los ciudadanos recurran a los tribunales cuando un foco de ruido les amarga la existencia?
-Muy rara vez. Quizá alguna denuncia contra algún bar, alguna discoteca... Pero lo cierto es que no resulta frecuente.
-¿Cuántos casos pueden llegar a su Sala?
-Nosotros sólo vemos la apelación, pero pueden ser unos 40 casos en todo el País Vasco. Muy pocos. -¿La Ley del Ruido es eficaz?
-Hay bastantes aspectos previstos que no se han desarrollado. La reglamentación que más se aplica son las ordenanzas de cada municipio, que suelen ser bastante más exigentes. Si se cumpliesen a rajatabla, por las noches el nivel sonoro en las ciudades sería bastante bajo, casi como un cementerio.
-¿No es fácil ejecutarlas?
-Ese es el talón de Aquiles. Se hacen normativas muy rigurosas que luego son difíciles de hacer cumplir con el ruido que se monta en la calle, el que genera el tráfico... que muchas veces sobrepasa el límite.
-¿Contra qué derechos atenta el exceso de decibelios?
-Contra dos derechos fundamentales ordinarios: el de la salud y el de la protección del medio ambiente. Pero también, según una sentencia del Tribunal Constitucional, atenta contra otro reforzado dentro de la Constitución, que es el de la integridad física.
-Le voy a poner dos ejemplos prácticos. Mi vecino tiene una academia de baile y no ha insonorizado el piso. ¿Qué me recomienda?
-En primer lugar, denunciaría el caso al Ayuntamiento, sobre todo porque es gratis. Si genera más ruido del permitido, es una actividad molesta y deberá aplicar medidas correctoras. Si no da resultado, podríamos ir a los tribunales, pero eso ya genera unos costos.
-Mis vecinos se levantan cuando yo me acuesto, les gusta la música alta y las paredes son de papel. ¿Qué puedo hacer?
-Ahí esta la sentencia del piano. Habría que requerirles a que disminuyeran el nivel sonoro y si no, demandarles por la vía civil. También es cierto que desde hace dos o tres años, la normativa de edificación exige algunas medidas de aislamiento.
-La escasez de suelo acerca los núcleos urbanos a los aeropuertos. Luego vienen las quejas.
-Hombre, hay cierto mito con la escasez de suelo. Lo que pasa es que todo el mundo quiere vivir en el mismo área y además queremos el aeropuerto cerca.
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